No confundas cultura con sabiduría.
La cultura va de afuera hacia adentro, entra por los ojos y los oídos y se puede quedar o no quedar en el cerebro.
La sabiduría, al contrario, nace en nuestro interior y se exterioriza. Brota del corazón y sólo se conquista con la meditación.
Hasta los analfabetas pueden llegar a la sabiduría, si aprenden a meditar en sus corazones las grandes verdades.
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